LOS SIETE SABERES DE LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI

 

LOS SIETE SABERES DE LA EDUCACIÓN

 DEL SIGLO XXI 


El filósofo francés Edgar Morin en su último libro, Changeons de voie (Cambiemos de vía), presenta algunas enseñanzas que dejó la pandemia con el Coronavirus. Enseñanzas a nivel mundial con la nueva realidad: incertidumbre sobre nuestro futuro, un cambio fuerte de rutinas, desde la educación virtual hasta el teletrabajo, y las nuevas relaciones con los demás.

Las consecuencias han producido grandes dificultades: política, económica, social, nacional y mundial. En este ambiente, Morin destaca la necesidad de generar un cambio que deberá guiarnos por tres caminos: la regeneración de la política, la verdadera protección del planeta y la humanización de la sociedad.

La gran pregunta es si es posible llegar a estos cambios con la educación actual. Esta premisa nos lleva a otra gran reflexión que presentó este filósofo a la Unesco en 1999 en un documento sobre ‘Los siete saberes necesarios para la educación del futuro’. Es una guía que pretende contribuir a una educación para la vida y que, en buena medida, está ausente de los currículos educativos. Lecciones que también podrían extrapolarse al escenario político colombiano y en particular a la crisis actual, donde se vive una fuerte polarización.

El ciudadano del siglo XXI deberá luchar por Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, los principios de un conocimiento pertinente, enseñar la condición humana, enseñar la identidad terrenal, Enfrentar las incertidumbres, enseñar la comprensión, la ética del género humano.



1. LAS CEGUERAS DEL CONOCIMIENTO: EL ERROR Y LA ILUSIÓN



Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del futuro debe afrontar el problema desde estos dos aspectos: error e ilusión.

Es muy reciente el hecho de que la educación, que es la que tiende a comunicar los conocimientos, permanezca ciega ante lo que es el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades, sus tendencias tanto al error como a la ilusión, y no se preocupe en absoluto por hacer conocer lo que es conocer.


2. LOS PRINCIPIOS DE UN CONOCIMIENTO PERTINENTE



Los ciudadanos del nuevo siglo deberán contextualizar los conocimientos, mostrar las ambivalencias y las contradicciones. La verdadera educación no debe simplificar el conocimiento, sino, por el contrario, mostrar la complejidad.

La educación debe mostrar que los antagonismos pueden ser complementarios. Es necesario tener una dimensión global en la que cada individuo aporta con su lenguaje un saber, unas obligaciones y unas normas que ha aprendido a lo largo de su vida.

 3. ENSEÑAR LA CONDICIÓN HUMANA


La educación del futuro deberá asumir la complejidad del hombre. Ese hombre que lleva consigo características milenarias: sapiens, demens, faber, ludens: el hombre del saber, el de la locura, el del trabajo y el del juego. Es importante abandonar la visión unilateral que tenemos del hombre, es fundamental entenderlo en su complejidad.

La educación debe por lo tanto tomar conciencia de la condición humana y de la diversidad de individuos, pueblos y culturas.

Así, la condición humana debería ser objeto esencial de cualquier educación.


4. ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL



No es posible ser un ciudadano del siglo XXI sin conocer la identidad terrestre, las diferentes culturas del mundo. Morin destaca la urgente necesidad de adelantar un diálogo entre culturas y épocas. La reforma del pensamiento deberá abrirse para afrontar nuevos hallazgos. No es posible mirar al futuro sin conocer la historia planetaria, y esto debe llevarnos a conocer la historia sin ocultar las opresiones ni las dominaciones que azotaron o azotan la humanidad.

El conocimiento de los desarrollos de la era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI, y el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos, debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación.


5. AFRONTAR LAS INCERTIDUMBRES



Toda decisión que tomemos es una apuesta. En ese sentido es fundamental educar a los ciudadanos para que sepan definir una estrategia que permita afrontar cada situación.

La educación debería comprender la enseñanza de las incertidumbres que han aparecido en las ciencias físicas (microfísica, termodinámica, cosmología), en las ciencias de la evolución biológica y en las ciencias históricas.


6. ENSEÑAR LA COMPRENSIÓN


La comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana. Ahora bien, la educación para la comprensión está ausente de nuestras enseñanzas. El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos.

Teniendo en cuenta la importancia de la educación para la comprensión en todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma de las mentalidades. Tal debe ser la tarea para la educación del futuro.


7. LA ÉTICA DEL GÉNERO HUMANO



La ética no se podría enseñar con lecciones de moral. Ella debe formarse en las mentes a partir de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie. Llevamos en cada uno de nosotros esta triple realidad. De igual manera, todo desarrollo verdaderamente humano debe comprender el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana.

Efectivamente, educar desde estos principios, formará personas competentes para un nuevo futuro.

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